Un patrón de medida inservible

La palabra economía tiene su origen en dos palabras griegas oikos "casa" y nome “administración”, nuestra casa es el planeta tierra y lo que se administra es son los recursos naturales y los productos y servicios resultantes del trabajo e ingenio humano que los transforma. La forma mas eficaz y eficiente que conocemos de descubrir el valor de estos es utilizando una “máquina tonta” sin centro de control, parcialidad, voluntad o intereses propios denominada mercado, en su forma ideal dentro de esta estructura descentralizada emerge la capacidad descubrir el valor de los bienes y servicios cuando se encuentra el punto de balance entre la oferta de estos y la demanda por los mismos al registrar las decisiones individuales de los compradores en forma de transacciones, las cuales indican a los productores cuales son los bienes más deseados.

El precio de las mercancías por lo tanto representa su valor en la economía y se expresa utilizando la unidad medida a la cual llamamos dinero. Cuando el dinero es creado de la nada en grandes cantidades la unidad de medida empieza a variar y esto en la práctica le quita al mercado la capacidad cumplir su función, ya que el precio de las mercancías deja de tener significado si la unidad de medida está esta en un cambio constante o fluctuando con respecto a los precios; es como intentar determinar el largo de una mesa cuando los centímetros cambian constantemente de tamaño...

En efecto el sistema monetario actual ha remplazado al mercado por un cartel de bancos e instituciones financieras y estatales con una total parcialidad hacia sus propias ambiciones, que controlan economías regionales o locales y por lo tanto determinan arbitrariamente el precio de los recursos naturales del planeta y el valor del trabajo humano. Estos se reparten para ellos mismos la mayor parte del dinero recién emitido y de mejor calidad, mientras que desprecian el trabajo de los que crean los productos y servicios y que le dan el verdadero valor en la economía cuando sacrifican su limitado tiempo de vida compitiendo por ganar moneda fiduciaria de valor efímero y que llega como un sobrante de la tormenta de despilfarro y corrupción que caracteriza al vértice de la pirámide.

Casas pero no hogares

El apartheid económico es especialmente universal en términos de tasas de interés y la posibilidad de tener acceso a instrumentos de ahorro y especulación. Para emitir la moneda fiat los gobiernos se han puesto a ellos mismos tasas de interés en sus préstamos y bonos cercanas a cero, inclusive negativas! Al otro lado del muro financiero lado las personas son ahogadas con tazas de interés que rondan el quince, veinte o treinta por ciento en sus préstamos hipotecarios, personales o de tarjetas de crédito.

Este apartheid en tasas de interés que cada vez es mas descarado ha provocado que con el paso del tiempo las personas e instituciones dentro del cartel fiat con acceso créditos con tasas de interés ventajosas han estado acumulando los mejores activos financieros, un ejemplo son las acciones corporativas que pueden ser usadas como respaldo para pedir nuevos préstamos y así no pagar impuestos por ganancias. Luego con este mismo dinero prestado y creado en cantidades monumentales los mismos accionistas que (también incluyen a los legisladores públicos de la industria en el sector público) pueden comprar mas acciones subiendo el precio de las mismas y acelerando aún más los ciclos de impresión de dinero. El acceso los marcados de valores está protegido por leyes y restricciones monetarias que hacen que estos mercados altamente lucrativos se encuentren generalmente fuera del alcance de los asalariados encerrados en el sistema fiat.

El mismo dinero emitido con tasas de interés hiper-ventajosas también es usado para adquirir una de las formas de propiedad más codiciadas a través de la historia, que es la tierra misma; el impacto de estás practicas es mucho más directo y visible para la población que lo que sucede con las acciones. El mercado de los bienes raíces ha sido poco a poco acaparado por inversores que usan las casas y terrenos como un activo para contrarrestar los efectos de la inflación; fondos de inversión y conglomerados financieros adquieren estas propiedades en grandes cantidades con el fin de alquilar y revender lo cual ha hecho que el precio de estas se dispare.

Del lado de los siervos, los bancos ofrecen como única opción para adquirir una casa préstamos hipotecarios de dinero fiat, a plazos muy largos y tasas de interés comparativamente altas y con cuotas altas; todo esto implica a la larga un altísimo riesgo de terminar perdiendo la propiedad supuestamente adquirida pero que en realidad es un activo del banco.

Esto ha provocado que las personas de las generaciones nacidas luego del abandono del patrón oro se encuentren en una situación hostil a la hora de adquirir su propia casa por lo cual hoy en día es común que personas adultas decidan seguir viviendo en la casa padres ya en edades adultas ya que de intentar adquirir una vivienda entrarían en deudas que consumirán una gran parte de sus ingresos por el resto de sus vidas, lo que en efecto significa que de una forma u otra nunca llegarán a ser verdaderos propietarios de su techo.

Debido a los pormenores del dinero fiat y la perdida de poder adquisitivo a través del tiempo la forma común de almacenar el valor a través de generaciones es el uso de la parcelas de tierra y las casas construidas en estas. Entre mas dinero acumula una persona mas parcelas y casas tiene que tener, lo que quiere decir que las casas ya no son hogares son instrumentos de inversión a largo plazo, sumado a esto debido a la pésima distribución de recursos y el aumento en los costes de los materiales de construcción ocasionada por la impresión de dinero hoy en día hay toda una generación que encuentra muy difícil hacerse de una casa para formar un hogar ya que el coste de estas en comparación con el dinero que se gana trabajando es demasiado alto.

Consumiendo el futuro

Al Norte y al Sur, al Este y al Oeste, el hombre serrucha, con delirante entusiasmo, la rama donde está sentado.

Eduardo Galeano

Nuestra existencia ocurre en un planeta de recursos limitados y su biosfera se autorregula a si misma para buscar una cierta homeostasis, esto contrasta y colisiona con las cualidades del dinero fíat, el cual, es de carácter inflacionario y de cantidad infinita y la velocidad a la que se degrada está constantemente en aumento. Esto conlleva a que este dinero sea intrínsecamente inadecuado como sistema económico para administrar los recursos del planeta, simplemente no puede estar en armonía con los ritmos del desarrollo de la vida en planeta.

¿Qué creen que pasa si a un organismo se le adhiere una máquina cuya finalidad es consumir y crecer en tamaño?

El predicamento existencial en el que nuestra especie se encuentra, solo parece tornarse más complicado y urgente de resolver, cuando consideramos los grandes avances en tecnologías de extracción de recursos los últimos cien años. Estamos extrayendo los recursos y vitalidad del planeta como si estuviéramos tirando del hilo de una bola de lana, pero tiramos de él cada vez más rápido.

El digno objetivo de crear trabajo perpetuo ahora parece difuminado, esto debido a que la tecnología de robótica y la inteligencia artificial están reemplazando muchos de los trabajos antes existentes. El rumbo que la humanidad lleva tiene que cambiar, nuevos valores deben impulsar nuestras acciones. El ciclo de consumismo y trabajo no tiene razones de peso que justifiquen la creciente deuda y el sometimiento de la voluntad humana a los deseos conglomerados financieros.

Sistema lineal, un enfoque productivo y ambiental, no macroeconómico:

Extraer → Producir → Consumir → Desechar

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