Prólogo
Estaba en medio de una presa de automóviles, la presa era la misma de siempre, el puente de la platina estaba en reparación como lo estuvo por casi diez años; rodeado de otros automóviles veía a los otros conductores perdiendo su tiempo en el mismo lugar donde lo perdían todos los días laborales, posiblemente casi nadie quería estar ahí, pero durante la mañana todas las personas van a su trabajo casi a la misma hora y muchos de los lugares de trabajo están concentrados en un mismo lugar.
El puente está en una carretera que es la arteria principal dentro del área metropolitana y es la conexión entre el aeropuerto internacional y la capital del país, pero por muchos años el daño en el puente no había sido reparado exitosamente. Los trabajos mas cotizados por las personas ahora estancados en la presa de autos eran en ramas de corporaciones estadounidenses, donde los empleados se acomodan eficientemente en cubículos de aproximadamente un metro cuadrado, y pasan ocho horas sentados en una silla; si tienen suerte solo pasaran dos horas mas en su automóvil, o tal vez unas cuatro mas si viven lejos del lugar o utilizan transporte público.
Durante esos años siempre pensé que todas estas personas, incluyéndome por supuesto, podrían utilizar su tiempo haciendo algo más inspirador, algo como un templo dedicado o un poder de la naturaleza, a algún concepto filosófico o a alguna deidad que representara algo mucho mas grande que el ser humano y su actual obsesión por el consumo de productos de corta duración; algo que se viera como las pirámides mayas en medio de la selva. Comprensiblemente tal vez pocas personas verían algún valor hoy en día, ni siquiera yo estoy convencido de que una pirámide sea mas útil que un automóvil o un catalogo de mil películas.
Pero sea como sea estábamos ahí, en estos edificios cuadrados llenos de cubículos cuadrados que eran nuestros templos por el simple hecho de que eran una de las mejores fuentes de dinero y la cultura y la sociedad, había sido exitosa implantado una la doctrina moldeaba nuestro comportamiento, habíamos sido educados desde la infancia para ir tras él y el lugar optimo para conseguirlo según mi punto de vista y el de todos los conductores a mi alrededor era el lugar de nuestro destino de lunes a viernes. Viendo lo en retrospectiva, tal vez, después de todo, sí estábamos acudiendo a un templo que representaba un dogma más grande que el ser humano.
He escuchado varias veces que a los veinte años las personas se sienten inmortales y que sienten que tienen todo el tiempo del mundo; ese no era mi caso. En esos días la reciente muerte de mi madre había implantado en mi consiente la idea (muy verdadera por cierto) de que la muerte está a la vuelta de la esquina y puede llegar en cualquier momento y mi espíritu no podía reconciliar el hecho de que si moría ese día o cualquier otro, mi vida había sido solo un camino hacia un trabajo, que pasaría mis últimos días siendo un engranaje en una corporación cuyo objetivo aparte de hacer dinero para sus accionistas no me quedaba claro, pero definitivamente no resonaba con el mío, el cual era, bueno… ninguno en realidad. Pero sabia que estaba en lo que Don Juan Matus el personaje de Castaneda llamó “un camino sin corazón”.
Llegados a este punto ustedes dirán: D..., esto se está tornando ridículo ¿Como puede el Bitcoin que es un asunto totalmente relacionado al dinero -la cosa mas vacía y superficial de este mundo- darle significado a la vida de un inadaptado, que, en vez de estar escribiendo libros sobre lo que ya han escrito libros, podría estar haciendo algo mas productivo, como mantener en funcionamiento una red de computadoras o transportando pasajeros en un avión?
Bueno, mi argumento es que hay palabras muy viejas, y que tal vez por haber existido por tanto tiempo han tenido muchos significados diferentes que ahora cargan con sigo, por ejemplo Dios, o el Amor. Son palabras que escuchamos prácticamente todos los días pero significan algo diferente para cada persona y el "dinero", llegué a descubrir, es una de estas.
Verán, la idea de que todo puede acabar en cualquier momento crea lo que llamaremos un horizonte de tiempo corto, osea yo sentía que como todo podía acabar en cualquier momento tenía que hacer todo lo antes posible y simultáneamente de ser posible, lo cual no solo me llevó a abandonar mi carrera corporativa apenas tuve la oportunidad de hacerlo, si no, que me llevó a también a recorrer diferentes caminos que llevaban a destinos diferentes simultáneamente. Por supuesto esta estrategia (o demensialidad si prefieren) no me llevó a ningún destino en particular.
Lo que si sucedió fué que en un periodo de diez años conocí muchas cosas diferentes y contradictorias de las cuales quiero compartirles tres. Primero los hijos, cuando me di cuenta que iba a ser padre empecé a sentir que estaba integrado en una cadena infinita, a lo que me refiero es que viendo la realidad desde la perspectiva de un hijo la muerte parece ser el fin, sin embargo cuando uno es padre, la vida parece extenderse hasta el infinito en una sucesión de nacimientos, y esto es cierto seamos padres o no, simplemente es mas facil de apreciar siendo un eslabón en la cadena.
La segunda cosa es la deuda financiera, hoy en día adquirir deuda es mas fácil que rascarse un brazo. De hecho, estar libre de deuda es casi imposible. Aunque usted no tenga una deuda en un banco, en realidad todos en este mundo estamos endeudados en términos financieros y aunque no estemos consientes de esto; esta realidad modifica directamente nuestro comportamiento individual y colectivo y la forma en la que nuestra especie se relaciona con el planeta y resto de las especies.
La tercera cosa es el Bitcoin. Verán, si ser padre expande el horizonte temporal hasta el infinito, la deuda financiera parece contraer y coretar este horizonte El Bitcoin es desde nuestro punto de vista el antídoto a la deuda financiera y la mejor herramienta que hemos encontrado para entrar en sincronía colectivamente con procesos naturales de los que nos hemos estado separando durante milenios.
El lujo (si se le queremos llamar así a la civilización) de llevar esta existencia se separación con los procesos naturales, se lo podían dar los humanos arcaícos que protagonizaron nacimiento de la cultura humana en medio de abundantes recursos naturales y peligros a su supervivencia. Sin embargo, los humanos de hoy tenemos en nuestras manos herramientas increiblemente poderosas capaces de modificar el ambiente a escalas planetarias. Los predicamentos particulares de nuestro tiempo nos obligan a repensar por nuestro bien y el de el resto de las especies, cual es nuestra función, nuestra tarea, y nuestro destino como especie.
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