Apartheid Económico
Un cártel es un grupo de productores que se ponen de acuerdo para acaparar el total la producción y distribución de su mercancía con el fin de dejar de competir y tener control sobre el precio.
El cártel financiero que estableció el sistema de moneda fiat a nivel mundial busca controlar el medio de transmisión y la producción del dinero en sí. Este control le permite modificar el patrón de medida con el que se calcula el valor del resto de productos en el mercado y alterar las fuerzas de la oferta y la demanda al estilo soviético, asignando valor y ganancias a su conveniencia.
El dinero como herramienta de control social
La finalidad de un medio de transmisión de valor que facilita el control y la vigilancia de toda la actividad económica es evidente en el modelo Chino, donde estos datos recopilados se usan para establecer un “puntaje social”. Esta herramienta le permite al gobierno calificar a cada persona basándose en su disposición a obedecer y cumplir ciegamente con métricas de comportamiento que son establecidas arbitrariamente por el gobierno.
De no cumplir estos mandatos al pie de la letra, o de mostrar algún tipo de disidencia política, tu puntaje social baja y los castigos por un mal puntaje se aplican quirúrgicamente a través de los servicios bancarios. Las aplicaciones bancarias pueden restringir gastos específicos en servicios y productos, como al acceso a algún tico de transporte o comercio en particular.
Acceso restringido
La vigilancia de toda actividad económica por el “gran hermano” exige que toda transacción esté ligada a una persona física o jurídica. Por eso el acceso a servicios financieros digitales comienza con la creación de cuentas bancarias. Sin embargo existen muchos lugares donde las personas no cuentan con acceso a sucursales bancarias o documentos de identidad. Esta situación las excluye del acceso a servicios financieros digitales y por lo tanto del mercado global.
El modelo de vigilancia provoca que las personas desplazadas de su tierra por razones económicas o de violencia no puedan llevar su dinero consigo o acceder a sus cuentas bancarias en el extranjero. Estas se ven obligadas a pagar grandes comisiones por los servicios de transferencias internacionales, que tardan un tiempo exagerado en completarse si es que son rechazadas o canceladas.
Un altísimo porcentaje de las remesas fruto del trabajo de las personas en países extranjeros son efectivamente confiscadas por empresas que funcionan como intermediarios cobrando un inmenso peaje por hacer simples transferencias electrónicas.
Reflejos
A grades razgos, pretexto para implementar toda esta vigilancia se basa en dos guerras perpetuas, la lucha contra las drogas y la lucha contra terrorismo. Sin embargo, estas supuestas guerras tienen fundamentos oscuros y falaces.
Colaterales de la lucha contra el narcotrafico
En primer lugar, la guerra contra las drogas como la conocemos hoy fué declarada en 1971 el mismo año y por la misma administración que terminó con el patrón oro. Disfrazada con el objetivo de proteger a la población de estas sustancias, en realidad la guerra contra las drogas fué el método para criminalizar los movimientos anti guerra y contracultura que predican amor, paz y desarme nuclear y que estaban asociados al uso de la marihuana; y simultáneamente criminalizar a la población negra de estados unidos que luchaba por los derechos civiles y cuyas comunidades más vulnerables habían sido infiltrada por la heroína.
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Lo peor es que años después la estrategia de esta guerra ha demostrado ser contraria a los principios económicos básicos. Al crear la percepción de escasez de estas sustancias, se les ha otorgado gran valor económico, como resultado los comerciantes de drogas ahora tienen mucho dinero disponible; dinero que proviene en gran parte directamente desde Wall Street como como muestran las películas de Hollywood.
A centroamérica y el caribe, el puente natural a través del cual transita comercio entre las masas continentales del norte y del sur, se le ha encargado detener la corriente de drogas que se mueve como un río inexorable hacia el hoyo negro de dinero fiat en que las consume en el norte. Como un reflejo de sus creadores los comerciantes de drogas terminan por organizarse en cárteles que controlan el medio de distribución .
Los gobiernos de la región reciben “ayuda” militar y financiera desde el gobierno de los Estados Unidos para frenar esta corriente pero esta ayuda palidece en comparación con la que reciben los narcotraficantes del mismo gobierno. Hay dólares de sobra para corromper estos estados, algunos vienen de la embajada otros son dólares del comercio ilícito.
Las bandas narcotraficantes se enfrentan entre ellas, y buscan nuevos reclutas entre la juventud, los policías se tornan en militares y la poblaciones en medio de esta guerra donde ambos bandos son financiados por el mismo promotor convierten sus casas en fuertes blindados con portones o se ven forzadas a dejar su tierra, mientras los bancos regionales hacen fortunas lavando cantidades enormes de dinero y pagando pequeñas multas.
Colaterales de la lucha contra el terrorismo
La segunda guerra usada como pretexto para controlar y monitorear cada transacción es la guerra contra el terrorismo. Este término se refiere al uso de violencia con fines políticos; crear muerte y destrucción para crear inestabilidad y socavar el poder de un gobierno. Estos actos por supuesto son temidos por la clase gobernante, pero los investigadores de este tema han desenmascarado el hecho de que la gran mayoría de estos en realidad son creados por los mismos gobiernos y políticos, que son a fin de cuentas los jugadores en el tablero del poder.
Históricamente gobiernos se han beneficiado de estos ataques para cimentar su poder, cada ataque se ha convertido en una lista de leyes draconianas en contra de la población civil y un aumento en el presupuesto para los militares y agencias de inteligencia que paradójicamente son los expertos en cometer los mismos actos de terror.
Como en un ejemplo de reflejo junguiano los gobiernos reflejan en la población los crímenes que ellos mismos cometen. La paranoia causada por sus propios planes disruptivos y violentos en contra de otras naciones crean en la clase gobernante la necesidad de examinar hasta las más pequeñas insignificantes transacciones, los obliga controlar los medios de comunicación de datos y dinero.
La muralla de los interess
El apartheid económico es especialmente universal en términos de tasas de interés y la posibilidad de tener acceso a instrumentos de ahorro y especulación. Para emitir la moneda fiat los gobiernos se han puesto a ellos mismos tasas de interés en sus préstamos y bonos cercanas a cero, inclusive negativas! Al otro lado del muro financiero lado las personas son ahogadas con tazas de interés que rondan el quince, veinte o treinta por ciento en sus préstamos hipotecarios, personales o de tarjetas de crédito.
Con el paso del tiempo, este apartheid en las tasas de interés ha provocado que las personas e instituciones del lado de los créditos con tasas de interés ventajosas acumulen los mejores activos financieros, por ejemplo las acciones corporativas que pueden ser usadas como respaldo para pedir nuevos préstamos sin pagar impuestos por ganancias. Luego con este mismo dinero prestado, los mismos accionistas compran sus propias acciones subiendo el precio de las mismas y acelerando aún más los ciclos de impresión de dinero.
El acceso los marcados de valores está protegido por leyes y restricciones monetarias que hacen que estos mercados altamente lucrativos se encuentren generalmente fuera del alcance de los asalariados encerrados en el sistema fiat.
Casas pero no hogares
El mismo dinero emitido con tasas de interés hiper-ventajosas también ha causado el aumento del precio de una de las formas de propiedad más codiciadas a través de la historia, la tierra.
La pérdida de poder adquisitivo del dinero a través del tiempo obliga a las personas con exceso de dinero a almacenar el valor en parcelas de tierra, casas y edificios. Entre más dinero acumule una persona, más parcelas y casas tiene que tener.
El mercado de los bienes raíces ha sido poco a poco acaparado por inversores, fondos de inversión y conglomerados financieros que usan las casas y terrenos como un activo, adquieren estas propiedades con el fin de alquilar o revender, lo cual ha hecho que el precio de estas se dispare.
En consecuencia, las casas han pasado de ser hogares para familias y se han convertido en instrumentos de inversión a largo plazo. Para las personas de la clase trabajadora, los altos costos se transmutan en préstamos hipotecarios a plazos muy largos y tasas de interés altas. Estas condiciones implican que existe un riesgo desproporcionado por del deudor de terminar perdiendo la propiedad supuestamente adquirida, mientras que el banco de hace de un activo prácticamente sin riesgo, ya que el dinero prestado (bajo el esquema de reserva fraccionaria) fué en realidad creado de la nada.
El resultado ha sido toda una generación que encuentra muy difícil hacerse de una casa para formar un hogar. Hoy en día es común que personas adultas decidan seguir viviendo en la casa padres, ya que, de intentar adquirir una vivienda entrarían en una deuda que consumirá una gran parte de sus ingresos por el resto de sus vidas sin llegar a ser verdaderos propietarios de su hogar.
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